viernes, 22 de agosto de 2008

(37) SCHUMANN: HERZELEID, Op. 107-1

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Die Weiden lassen matt die Zweige hangen,
Und traurig ziehn die Wasser hin:
Sie schaute starr hinab mit bleichen Wangen,
Die unglückselge Träumerin.

Und ihr entfiel ein Strauss von Immortellen,
Er war so schwer von Tränen ja,
Und leise warnend lispelten die Wellen:
Ophelia, Ophelia!

CORAZÓN ROTO

Cuelgan indolentes las ramas de los sauces
Que con tristeza lejos el agua lleva:
Fija está su mirada, pálido su rostro,
La desgraciada soñadora.

De sus manos escapa un manojo de siemprevivas,
Marchitas por el dolor y el llanto,
Mientras con suave aviso las olas susurran:
¡Ofelia, Ofelia!

(Traducción Boccanegra)

DESCARGA: Herzeleid Op. 107/1


William Schakespeare es probablemente el escritor al que
con más frecuencia han recurrido en busca de inspiración
los artistas de las generaciones posteriores. Al igual
que la antigüedad clásica lo fue para él mismo y sus
contemporáneos los personajes schakesperianos han sido
lugar de encuentro de todo tipo de artistas: pintores y
músicos principalmente.
Es el siglo XIX y dentro del movimiento romántico donde
las pasiones relatadas en las obras del escritor inglés
encuentran un especial eco. La fuerza dramática de las
situaciones, el fuerte y definido carácter de los
protagonistas de sus obras así como el gran poder evocador
de la época medieval hacen de las mismas un material
ideal para la creación de los mejores libretos operísticos
posibles. De los títulos más conocidos no necesitamos hacer
referencia, pero sí me gustaría detenerme en algún título que
a alguno podrá sorprender.
Como por ejemplo saber que la primera obra con la que Wagner
se adentra en el mundo de la ópera, "la prohibición de amar",
está inspirada en "Medida por medida", o que "Beatriz y Benedicto"
de Berlioz no es más que la versión operística de "Mucho ruido
y pocas nueces". Por último lamentar que mi compositor de
ópera preferido nunca llevara a término la adaptación de mi
obra preferida de Schakespeare: el "Rey Lear" de Giuseppe Verdi.


John Everett Millais (1829-1896). Autorretrato de 1880

Ofelia (1552)

Y de entre todos sus atribulados personajes uno que encierra las
mejores esencias del movimiento romántico: OFELIA.
La melancolía, la locura, el amor no correspondido, el suicidio son
algunos de los aspectos que encarnados en nuestra protagonista los
artistas quisieron reflejar en sus obras.
Donde Ofelia es especialmente querida es en el mundo de la poesía, y
por tanto del Lied, y en el de la pintura.
En este último campo es donde, ante la posibilidad de retratar a jóvenes
adolescentes en actitud ciertamente sensual y, en ocasiones, llenas de
fuerte carga erótica, a mediados de siglo encontramos numerosos ejemplos.
Movimientos tan dispares como el simbolismo o el más decadente
academicismo pasando por el prerrafaelismo tendrán en nuestra heroína
una inagotable fuente de inspiración.



Robert y Clara en un daguerrotipo de 1850.


Punto excepcional de encuentro entre pintura y música la canción
"Herzeleid", escrita por Robert Schumann en 1852 sobre un poema
de Titus Ulrich y primera de las "seis canciones" op. 107, nos
parece la banda sonora del lienzo que en el mismo año pintara el
fundador de la escuela Prerrafaelita John Everett Millais.
Pintura, texto y música se complementan de manera perfecta en una
obra de arte total, o Gesamtkunstwerk como diría Wagner, en
miniatura. La paz y la serenidad que emanan del rostro, la comunión
con el entorno natural que la rodea (la añorada soledad del bosque),
tienen su equivalente en la serena música de Schumann. Tanto en
una como en la otra la muerte no aparece como algo terrible sino
como ese dulce lugar donde descansar al fin.
Lo más curioso de todo es que ambas obras fueron realizadas el
mismo año pero a cientos de kilómetros de distancia, hallándose en
las dos el mismo espíritu que refleja la narración de la reina Gertrudis
en el acto IV de Hamlet:


GERTRUDIS.- Donde hallaréis un sauce que crece a las orillas
de ese arroyo, repitiendo en las ondas cristalinas la imagen de
sus hojas pálidas. Allí se encaminó, ridículamente coronada de
ranúnculos, ortigas, margaritas y luengas flores purpúreas,
que entre los sencillos labradores se reconocen bajo una
denominación grosera, y las modestas doncellas llaman, dedos
de muerto. Llegada que fue, se quitó la guirnalda, y queriendo
subir a suspenderla de los pendientes ramos; se troncha un
vástago envidioso, y caen al torrente fatal, ella y todos sus
adornos rústicos. Las ropas huecas y extendidas la llevaron un
rato sobre las aguas, semejante a una sirena, y en tanto iba
cantando pedazos de tonadas antiguas, como ignorante de su
desgracia, o como criada y nacida en aquel elemento. Pero
no era posible que así durase por mucho espacio.
Las vestiduras, pesadas ya con el agua que absorbían la
arrebataron a la infeliz; interrumpiendo su canto dulcísimo,
la muerte, llena de angustias.

Edición de Hamlet aparecida en Madrid en 1798 y traducida
por F. L. de Moratín bajo el seudónimo de Inarco Celenio.








2 comentarios:

nana dijo...

tanto como esta y la actualizacion mas reciente me han sido de muuucha ayuda!! muchas gracias
Estoy realizando el trabajo de recerca(final) de bachillerato y el argumento, tesis.. es "la representacion pictora de ofelia como mito durante el simbolismo y prerrafaelismo" y para eso antes estoy documentandome sobre los prerrafaelitas.
de verdad las ideas y documentacion de tus dos entradas han sido como quitarle el polvo a la tapa de un libro con una vocanada de aire jeje
y si no tienes inconveniente me gustaria que me agregases nana_thinks@hotmail.com me gustaria que criticaras o me dieras tu opinion sobre mi trabajo, bueno lo que poco a poco es un trabajo.
Perdona si te molesta este favor pero no conozco a nadie que pueda leer mis ideas de forma.. critica? jeje
gracias!!

por cierto me gusta mucho Bollywood!:D

Alvaro dijo...

Excelente entrada y muy bueno tu blog. Ayer me acordé de este material que publicaste y por eso hoy escribo. Al visionar la película de Liv Ulmann "Miss Julie" 2014 recordé lo que había leído en tu entrada y también recordaba el maravilloso cuadro de Ofelia de sir John Everett Millais. Además en la banda sonora del film está la presencia de Schumann generando un clima bucólico y vegetal. Muchas gracias.

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