viernes, 3 de octubre de 2008

(51) MAHLER: REVELGE (Toque de diana)

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Des Morgens zwischen drein und vieren,
Da müssen wir Soldaten marschieren
Das Gäßlein auf und ab;
Tralali, Tralalei, Tralalera,
Mein Schätzel sieht herab.

Por la mañana, entre las tres y las cuatro,
Los soldados hemos de marchar,
Por el callejón de acá para allá;
Tralalí, tralalai, tralalera,
Y mi amorcito nos ve pasar.

"Ach Bruder jetzt bin ich geschossen,
Die Kugel hat mich schwer getroffen,
Trag mich in mein Quartier,
Tralali, Tralalei, Tralalera,
Es ist nicht weit von hier."

“Oh hermano, me han disparado,
La bala me ha herido gravemente,
Llévame a mi cuartel,
Tralalí, tralalai, tralalera,
No está lejos de aquí”


"Ach Bruder, ich kann dich nicht tragen,
Die Feinde haben uns geschlagen,
Helf dir der liebe Gott;
Tralali, Tralalei, Tralalera,
Ich muß marschieren bis in Tod".

“Oh hermano, no te puedo llevar,
El enemigo nos ha vencido,
¡Qué Dios se apiade de ti!
Tralalí, tralalai, tralalera,
He de marchar hasta morir.”

" Ach, Brüder! ihr geht ja an mir vorüber,
Als wär's mit mir vorbei,
Tralali, Tralalei, Tralalera,
Ihr tretet mir zu nah.”

“Oh hermanos, pasáis a mi lado,
Como si estuviera acabado,
Tralalí, tralalai, tralalera,
Pasáis demasiado cerca”


“Ich muß wohl meine Trommel rühren,
Tralali, tralalei, tralali, tralalei,
Sonst werde ich mich verlieren;
Die Brüder dick gesät,
Sie liegen wie gemäht.

" Debo tocar mi tambor,
Tralalí, tralalai, tarlalí, tarlalai,
O me perderé por completo;
Los hermanos, amontonados,
Yacen como espigas segadas.

Er schlägt die Trommel auf und nieder,
Er wecket seine stillen Brüder,
Tralali, tralalei, tralali, tralalei,
Sie schlagen ihren Feind,
Tralali, Tralalei, Tralalera,
Ein Schrecken schlägt den Feind!

Él toca el tambor, arriba y abajo,
Despierta a sus silenciosos hermanos,
Tralali, tarlalai, tralali, tarlalai,
Ellos vencen al enemigo,
Tralalí, tralalai, tralalera,
¡Un terror vence al enemigo!

Er schlägt die Trommel auf und nieder,
Da sind sie vor dem Nachtquartier schon wieder,
Tralali, tralalei, tralali, tralalei,
Ins Gäßlein hell hinaus,
Sie ziehn vor Schätzleins Haus,
Tralali, Tralalei, Tralala.

Él toca el tambor arriba y abajo,
Ya están de vuelta en el cuartel,
Tralalí, tralalai, tralalí, tralalai,
Y en orden por el callejón,
Desfilan bajo la ventana de su amor,
Tralalí, tralalai, tralalera.


Des Morgen stehen da die Gebeine
In Reih und Glied sie stehn wie Leichensteine.
Die Trommel steht voran,
Daß sie ihn sehen kann.
Tralali, Tralalei, Tralalera.

Por la mañana se ven los esqueletos,
Según su rango, alineados como lápidas.
El Tambor está al frente,
Para que ella pueda verle mejor.
Tralalí, tralalai, tralalera.


Tras el paréntesis verdiano el péndulo del blog regresa al entorno alemán de nuevo recuperando la atmósfera dejada por la canción de Hugo Wolf. En esta ocasión el humor negro de la canción italiana deja paso a una no menos negra, pero sobre todo macabra, canción perteneciente a la colección “Des Knaben Wunderhorn” ("El Cuerno Maravilloso del muchacho") y compuesta por Gustav Mahler en 1899.
Entre 1805 y 1808 los escritores y editores Clemens Bretano y Achim von Arnim publican una recopilación de casi 500 poemas de origen incierto, algunos de ellos se remontan hasta la Edad Media, trasmitidos gracias al folklore y la tradición oral y que el incipiente nacionalismo alemán reivindicaba como parte fundamental de las raices culturales de la nueva nación.
La colección, dedicada a Goethe, pronto alcanzó gran popularidad tras su publicación siendo motivo favorito de inspiración para la gran mayoría de compositores del romanticismo. Desde el humor más ácido e irónico hasta las historias más cruéles pasando por momentos de tierna ingenuidad todos los más variados sentimientos humanos se dan cita en este auténtico “Cuerno de la Abundancia”, pues no es otro el sentido del nombre, que es el “Wunderhorn”.

Edición del segundo volumen de "Wunderhorn, antiguas
canciones alemanas" publicado en 1808

Pero si la gran mayoria de liederistas del XIX se vieron tentados por la colección es sin duda alguna Gustav Mahler el nombre al que ya para siempre quedará ligado este ciclo de canciones.
El primer contacto de Gustav con los poemas da como resultado la composicion de los “Lieder eines fahrenden Gesellen” (1885), con texto del autor pero claramente influenciados por el espíritu de los “Wunderhorn”. Entre 1887 y 1890 escribe, ya con textos extraídos de la colección, sus nueve “Lieder und Gesänge” para voz y piano. Y ya, por último, en 1899 se publican sus doce “Humoresken”, siendo en esta ocasión las voces acompañadas por una gran orquesta, y que hoy en día son conocidas, dando lugar a cierta confusión, con el nombre genérico de “Des Knaben Wunderhorn”.
De esta última colección, a la que por cierto pertenece el lied que hoy nos ocupa, volverá a ocuparse Mahler con posterioridad reutilizando algunas canciones para su inclusión como movimientos en las llamadas sinfonías “Wunderhorn” (segunda, tercera y cuarta) o como simple cita temática, como en el caso de “Revelge”, al comienzo de la sexta.



Christoph Eschenbach, con un aspecto que casi parece sacado de
un cuadro de Otto Dix,
nos ofrece al frente de la orquesta de Paris
el inicio de la sexta sinfonía de Gustav Mahler

El mismo espíritu desolador que preside toda la sexta sinfonía está presente a lo largo de toda la canción. No es por tanto de extrañar que para los músicos de la Segunda Escuela de Viena esta obra resultara toda una revelación (“la única sexta, a pesar de “la pastoral” de Beethoven”, según palabras de Alban Berg), y que el mismo Alban Berg incluyera una cita de “Revelge” en la ópera expresionista por excelencia: Wozzeck.
La canción, auténtico presagio de las atrocidades que Europa, y Alemania en particular, protagonizarían en la primera mitad del siglo XX, destila un pesimismo y un dramatismo brutales. El contraste entre el inocente “Tralalí” que entona el soldado y lo terrible de la historia que vamos escuchando consiguen estremecernos desde el primer compás.


Thomas Hampson interpreta "Revelge" junto a
Wolfram Reiger
en la versión para voz y piano

Si la versión pianística tiene toda la fuerza y nos emociona igualmente es en la versión orquestal donde Mahler nos golpea con total contundencia. Para ello el músico se vale del obstinato que impone el ritmo de marcha, y que la trompeta se encarga de resaltar, y en la utilización de toda la percusión (tambor incluido) ya utilizado por los sinfonistas clásicos (recordemos la sinfonía 100 “militar” de Haydn) como música “turca” pero que en esta ocasión no ofrece duda sobre su caracter militar. Momento especialmente macabro es el protagonizado por la cuerda mediante el recurso de golpear las cuerdas con la madera del arco (col legno) en el momento de la aparición de la procesión de esqueletos que unido a los toques de Tam-Tam crea un efecto realmente espectral.


DES KNABEN WUNDERHORN (versión ABBADO)
SINFONIA Nº6 (versión GERGIEV)


Pieter Breughel, el viejo (1525-1569). El triunfo de la Muerte (1562)
Para comprobar cómo el expresionismo del siglo XX hunde sus raices en lo más profundo de la tradición europea nada mejor que observar cómo ya en el Renacimiento encontramos numerosos artistas que, bien deformando la realidad o bien recreándose en el mundo de la fantasía, nos intentan explicar el lado más oscuro, terrible y cruel de la condición humana. Este impresionante cuadro del Museo del Prado perteneciente a la última época del pintor holandés, y del que a lo largo de la canción hemos ido viendo diferentes detalles, así nos lo demuestra.

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