sábado, 30 de enero de 2010

(109) ROBERT SCHUMANN: IN DER FREMDE. LEJOS DEL HOGAR.

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Caspar David Friedrich: "Río entre montañas" (1830)


LEJOS DEL HOGAR



Aus der Heimat hinter den Blitzen rot
De mi tierra natal entre rojizos relámpagos
Da kommen die Wolken her,
Hasta mí llegan las nubes,
Aber Vater und Mutter sind lange tot,
Pero papá y mamá hace tiempo que murieron,
Es kennt mich dort Keiner mehr.
Y nadie me conoce aquí.


Wie bald, Ach, wie bald kommt die stille Zeit,
Pronto, ay, muy pronto llegarán esos apacibles días
Da ruhe ich auch, und über mir
Cuando también pueda descansar, cuando junto a mí
Rauscht die schöne Waldeinsamkeit,
Sienta el susurro de la hermosa soledad del bosque,
Und keiner kennt mich mehr hier.
Y ya nadie sabrá más de mí.




En la primavera de 1840 las disputas entre Robert Schumann y aquel que con posterioridad, y muy a su pesar, terminaría siendo su suegro, Friedrich Wieck, habían llegado hasta los tribunales, no siendo hasta septiembre del mismo año cuando, tras la sentencia favorable, el ansiado matrimonio entre Robert y Clara podría, por fin, llevarse a cabo.
Entre tanto la creatividad del compositor no sólo no se verá afectada por este desagradable contratiempo sino que se mostrará más fecunda y productiva que nunca. A lo largo de todo este año más de 150 canciones saldrán de su pluma, muchas de ellas formando parte de algunos de sus ciclos más famosos: el Liederkreis Op. 24 (con textos de Heine), “Myrthen” Op. 25, “Amor y vida de mujer”, Op.42, “Dichterliebe”, Op. 48, etc.
Una de las composiciones más logradas durante todo este “annus mirabilis”, como será conocido con posterioridad, es, sin duda alguna, el ciclo de canciones que, empleando una selección de poemas de Joseph von Eichendorff, verá la luz durante los meses de abril y mayo, y que serán publicados posteriormente como Liederkreis Op. 39.


Joseph von Eichendorff (1788-1857)


De entre todas las joyas que forman este ciclo he seleccionado la que sigue siendo una de mis canciones preferidas de toda la producción schumanniana: “In der fremde”.
Escrita en la desolada tonalidad de fa# menor la triste linea de canto sirve de modo ejemplar a los desesperanzados versos de Eichendorff. En apenas dos minutos todas las esencias del romanticismo alemán, la añoranza de la tierra perdida, la ausencia del ser amado, el amor por la naturaleza y la visión de la muerte como fuente de paz se dan cita en este asombroso ejemplo de concreción artística.
No nos sorprende, por lo tanto, que tras finalizar la composición del ciclo, el 22 de mayo de este mismo año, Schumann confesara por carta a su amada Clara que “hay mucho de ti en ellas” y que el compositor siempre considerara esta música como la más romántica que hasta entonces había compuesto.

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6 comentarios:

Anónimo dijo...

Me maravilla cada vez que veo una página llena de lo que para mí, que sólo estudié unos pocos años de solfeo y guitarra, son signos que representan alturas y duraciones, y pienso que hay gente de puede leer eso como yo leo un libro, y escuchar la música que hay ahí como una escucha en su cabeza las palabras de un texto al leer.

Permíteme una pregunta: ¿tenéis los músicos alguna técnica especial que hayáis aprendido para oír mentalmente las partituras? No me parece que los ejercicios de entonación puedan dar tanto de sí, lo que yo recuerdo es que eran muy buenos para entonar melodías sencillas sin desafinar pero poder leer y oír interriormente el Tristán, por ejemplo, como parecen poder hacer los músicos profesionales me deja pasmada.


Un beso, y encantada de haber conocido tu blog.

XS dijo...

Gracias por la visita y por el comentario.
La verdad es que poder escuchar todas las maravillas, tanto armónicas como tímbricas, que encierra una partitura tan compleja como Tristán, con tan solo echar un vistazo a la partitura, creo que es pedir demasiado. Solamente tras un largo estudio de la misma y después de numerosas audiciones de la obra con la partitura entre las manos uno puede volver a releer ciertos pasajes y, ahora en total silencio, sentir como parte de la música suena en nuestro interior casi con total nitidez.
Siempre me ha parecido una experiencia maravillosa poder seguir estas obras, las sinfonías de Mahler, por ejemplo, con la partitura delante y creo que cualquiera que posea ciertas nociones de música, por pequeñas que éstas sean, puede disfrutar (y aprender) de la misma forma.
Y nada mejor que una sencilla canción de Schumann para empezar.Haz la prueba.

Anónimo dijo...

Gracias por tu respuesta.

Auqnue hace mucho de mis tímdos estudios musicales, siempre he seguido tocando por afición, y seguir una obra con la partitura delante es algo que más o menos puedo hacer, dentro de ciertos límites, claro: recuerdo haber intentado seguir "La consagración" y casi me vuelvo loca, y eso que era una reducción a dos pentagramas, con la partitura para orquesta habría acabado desquiciada, jaja.

Me refería a esos programas de tv o documentales, en los que sale un director o un compositor leyendo una partitura y, según dicen, oyéndola interiormente; esos testimonios de Liszt leyendo óperas de Wagner "a ojo" y recurriendo al piano sólo en momentos concretos en los que quizá él mismo era incapaz de oír la partitura.
En el libro "El ruido eterno" el autor cuenta la anécdota de un Mahler apesadumbrado porque es incapaz de oír la partitura de no recuerdo cuál obra moderna, como si para él fuese lo más normal del mundo leer algo y oírlo como quien oye un "narrador" en su cabeza cuando lee una novela.

Seguramente eso no hace a un músico mejor que otros, pero me maravilla, creo que más que el virtuosismo técnico, más que la inteligencia para comprender las complejidades, o sencilleces, y sutilezas de una obra. Esa integración cuasinatural mente-música, esa posibilidad de llavar la música en unos papeles sin necesidad de recurrir al instrumento para saber cómo suena, es algo que siempre envidiaré a los que la poseen.

La canción de Schumann preciosa, pero he de admitir que soy una schubertiana cuasimilitante, jaja.


Un beso y gracias de nuevo.

Laura.

Anónimo dijo...

Bueno, la verdad es que vuelta a escuchar la canción de Schumann tengo que admitir que es una maravilla, aunque no sé si le llega a la altura a mi Franz, jaja.

Sobre lo que comentas de escuchar y leer a la vez quizá te interese el canal de una chica argentina en Youtube que sube muchos vídeos con la partitura con imagen para seguir. Si eres habitual de YT tal vez lo conozcas.

http://www.youtube.com/user/margotlorena

Rafa Gómez dijo...

Es mi ciclo preferido de los de Schumann. Prefiero, no obstante, escucharlo en voces masculinas. Es más creíble para mí. ¿Qué piensas tú? Un abrazo desde Camaldoli.

XS dijo...

Creo que en el mundo del Lied lo que verdaderamente cuenta es cómo se canta y se dice el texto y no quién lo hace. Por otra parte, se escuchan, a veces, algunas voces masculinas a las que más les valdría dedicarse a otros menesteres.
Aunque claro, un apasionado a la ópera, como servidor, que no duda un segundo en convencerse de que hasta la soprano más oronda y viejuna puede llegar a ser la Julieta ideal, no es la persona más indicada para hablar de "credibilidad".

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