jueves, 23 de octubre de 2008

(55) JOHN EVERETT MILLAIS

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John Everett Millais (1829-1896), autorretrato (1880)


Cuando en agosto publiqué la entrada (37) HERZELEID acompañé la maravillosa canción de Schumann dedicada a Ofelia con el cuadro, como no podía ser de otra manera, que en 1852 y con el mismo asunto pintara Millais. Ya han pasado dos meses de aquello y como sé que a más de uno le encantó la pintura me gustaría que repasarais conmigo algo más de la obra del artista británico.
John Everett Millais (1829-1896) pintor e ilustrador, padre y fundador de la hermandad Prerrafaelita en 1848 y artista de gran precocidad que fue admitido en la Royal Academy con tan sólo once años, enmarca su obra entre movimientos tan dispares como pueden ser el academicismo de la primera mitad del siglo XIX, el decadentismo de finales de siglo, el simbolismo y el impresionismo. Pintor de indudable calidad y talento mantiene en algunas de sus obras un, a veces, arriesgado equilibrio entre la poesía más delicada y un cierto sentimentalismo propio de la época victoriana que le valieron en más de una ocasión la incomprensión entre alguno de sus contemporáneos cuando no el descrédito de muchos artistas posteriores.



BUSCANDO NUEVOS ARGUMENTOS

A mediados del siglo XIX en una Inglaterra inmersa en plena revolución industrial y en donde triunfaba la crítica social de las novelas por entregas de Charles Dickens los asuntos relacionados con la mitología o con la antigüedad clásica ya no resultaban atractivos para casi nadie. Millies consciente de los nuevos tiempos que la pintura estaba viviendo comienza a buscar la inspiración para sus nuevas obras en situaciones concretas dotadas de una fuerte carga sentimental y relacionadas con algún acontecimiento de la reciente historia de Europa.

El proscrito realista, 1651 (1853)
En este cuadro utiliza como excusa la rebelión del parlamento contra Carlos I liderada por Oliver Cromwell y que enfrentó durante años (1642-1659) a realistas y parlamentarios.

El hugonote (1852)
La utilización por parte de los pintores prerrafaelitas de personajes y temas de claro contenido católico puso en su contra a muchos defensores de la ortodoxia anglicana. Suponemos que muchos de ellos verían con mejores ojos esta evocación de Millais donde dos amantes, uno de ellos hugonote (protestante en el entorno francés), han de separarse debido a sus diferencias religiosas. La escena, basada en la ópera "los hugonotes" de Meyerbeer, tiene lugar en 1572, la víspera de la famosa noche de San Bartolomé. La católica Valentine intenta proteger a su amado Raoul con un brazalete blanco, distintivo de los católicos, que éste rechaza. Esa misma noche ambos morirán en la matanza.

The Black Brunswicker (1860)
El éxito del cuadro anterior llevo a Millais años después a realizar una nueva obra con una disposición similar y que el propio pintor consideraba "el perfecto pendant" para "el hugonote". Los Black Brunswicker eran un cuerpo de voluntarios creado por el Duque de Brunswick-Wolfenbüttel y que participaron en 1815 en la batalla de Quatre-Bras, preludio de la de Waterloo, contra las tropas de Napoleón. El desastre para el ejército del pequeño estado alemán fue total pereciendo gran parte de la tropa así como un gran número de los oficiales. En el cuadro Millais plasma el momento en que la mujer intenta impedir el paso de su amante hacia lo que ella cree una muerte segura. Para completar la composición el pintor incluye colgando de la pared un grabado de Napoleón reproducción del famoso cuadro de David que ya todos conocéis. Como última curiosidad indicar que la modelo que posó para la figura femenina fue una hija de Charles Dickens.

Dos estudios preparatorios del cuadro



DOS OBRAS MAESTRAS


La muerte de Ofelia (1852)

A continuación me gustaría detenerme en dos cuadros, quizá las obras más logradas de su autor y que gozan, con toda justicia, de una gran popularidad.
En este primer cuadro podemos observar con claridad el gusto del pintor por integrar la naturaleza en todas sus obras, método que sería posteriormente conocido por algunos estudiosos como "ecosistema pictórico". Para ello Millais realizaba en una primera fase todos elementos integrantes del paisaje directamente en su entorno natural para posteriormente, en una segunda fase, realizar la figura del personaje protagonista con el modelo y dentro de su estudio. Su obsesión por la fidelidad y exactitud en el paisaje le hizo pasar cuatro meses cerca del río Hogsmill, en Surrey (Inglaterra), trabajando en el fondo. Además es curiosa la inclusión de diversas flores que en el lenguaje victoriano tenían una clara simbología. Entre otras flores aparecen pensamientos (amor no correspondido), violetas (fidelidad), ortigas (dolor), margaritas (inocencia), ojos de perdiz (tristeza), nomeolvides y amapolas (muerte). Esta última asociación también se sugiere con la silueta de una calavera recortada en el follaje de la derecha.


Boceto a lápiz preparatorio para el cuadro de "Ofelia".


Como anécdota podemos añadir que en esta ocasión la pobre modelo enfermó de tantas horas como tuvo que pasar posando en la bañera que a tal efecto Millais había aclimatado con unas lámparas, como se aprecia en la imagen, y que no siempre mantenían el agua a la temperatura adecuada.

Dante Gabriel Rosetti: "Beata Beatrix", circa 1864-70.

La sufrida modelo, que por cierto nunca más trabajaría para Millais, no era otra que una de las dependientas de una sombrerería londinense y que a partir del cuadro de Ofelia se convertiría en una de las musas preferidas del movimiento Prerrafaelita, Elizabeth Siddall. De entre todos los pintores para los que posó uno de ellos, Dante Gabriel Rosetti, llegaría a convertirse primero en su amante y en 1860 en su marido. Los dos años que duró el tempestuoso matrimonio terminaron de la peor manera posible con la muerte de Elizabeth en 1862 por una sobredosis de láudano. En este retrato, comenzado tras su muerte, Rosetti rinde homenaje a su mujer como una nueva Beatriz y a él mismo como a un nuevo Dante.


La muchacha ciega (1856)

Esta segunda obra maestra de Millais nos ofrece una vez más un magnífico resumen de los principales elementos que podemos encontrar en la mayoría de los cuadros del pintor inglés. De nuevo un asombroso entorno natural, las afueras de Winchelsea, población que se distingue al fondo, nos sirve para enmarcar el drama de estas dos hermanas que junto a su concertina recorren los pueblos del sur de Inglaterra.

En esta ocasión Millais nos invita a acercarnos y a emocionarnos con su pintura pero bajo distintos puntos de vista. La primera interpretación que podemos hacer de la obra enlaza directamente con la antigua tradición europea de representar los cinco sentidos. El oído estaría representado en la música del pequeño acordeón mientras que el olor del campo tras la tormenta que acaba de pasar, al igual que la flor que sostiene la hermana menor, haría alusión al sentido del olfato. El tacto es representado por las manos entrelazadas de las dos hermanas y sobre todo por la confortable sensación que el calor del sol provoca sobre el rostro de la protagonista. El último de los sentidos, auténtico protagonista del cuadro, es el que nos produce la emoción definitiva y creo, sin duda alguna, que representa la auténtica intención del autor al realizar la obra: el esplendor y la belleza que alcanza la naturaleza contrastando de forma dramática con la desgracia de no poder disfrutar visualmente de este grandioso espectáculo.

Si observamos con detenimiento a la mayor de las hermanas podemos descubrir bajo su cuello un letrero donde se lee: "Pity the blind"

EL AMIGO DE LOS PRERRAFAELITAS
Euphemia (Effie) Gray Ruskin, más tarde señora de Millais (1853)

Numerosos fueron los ataques que desde la crítica recibieron los prerrafaelitas. Sin embargo, muchos de los intelectuales de la época viendo en este nuevo estilo una forma de regenerar un arte que parecía estancado apoyaron el movimiento desde un principio. Entre éstos Millais y sus colegas encontraron la simpatía incondicional del escritor John Ruskin.

John Ruskin pintado por Millais en 1854

La relación entre el pintor y el poeta incluía a la mujer de este último, Effie, que incluso llegó a posar para el amigo de su marido en el retrato que veíamos arriba y en uno de los primeros cuadros acogidos con cierto entusiasmo por la crítica en 1853: The Order of Release, 1746.


El desastroso matrimonio de Ruskin, que nunca llegó a consumarse, fue anulado en 1854 permitiendo al pintor y a su modelo, que para entonces ya se habían convertido en amantes, contraer matrimonio en 1855.

Fotografía de Millais con su mujer, Effie Gray, y dos de sus hijos (1860)


EL RETRATO

La dama de honor (1851)

John Campbell, marqués de Lorne (1880).
Casado en 1871 con la princesa Luisa, hija de la reina Victoria, y Gobernador General de Canadá.


Louise Jopling (1843-1933) retrato de 1879.

Louis Jopling fue una de las pintoras más importantes de la Inglaterra de finales de siglo XIX así como una figura fundamental en los círculos artísticos y literarios de este periodo. Este exquisito retrato de ligero trazo, realizado en tan sólo cinco sesiones, y en el que podemos ver una clara influencia velazqueña, el pintor favorito de Millais, causó una gran sensación en 1880 cuando expuesto en la galería Grosvenor fue aclamado por la crítica y por su colega Whistler que lo definió como "un soberbio retrato" y como "una gran obra". Los densos y ricos fondos paisajísticos dan paso en este nuevo estilo a un sencillo y neutro fondo color tierra sobre el que destaca la delicadeza del detalle floral del vestido de pincelada casi impresionista y que nos permite centrar toda nuestra atención en el rostro de la modelo de fuerte e independiente personalidad pero, al mismo tiempo, de indudable encanto.

Retrato de Lily Langtry (1878)

Un recuerdo a Velázquez (1867)
Un nuevo ejemplo de la admiración y el aprecio por la obra del pintor sevillano.


Las tres hijas del pintor en 1868

Retrato de su hijo George poco antes de su temprana muerte en 1878.

Charles Liddel (1873)


La actriz Kate Dolan como "Portia", la protagonista del Mercader de Venecia (1886)

Mary Chamberlain (1891)

NOTA: recién terminada la entrada me he enterado de la exposición que la Tate Gallery ha inaugurado como homenaje a los prerrafaelitas. En este artículo de EL PAÍS encontraréis una amplia información sobre la exposición y sobre la hermandad.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Con lo que tu te curra tus entradas, no pretenderá que yo me lance al público con una entrada de pacotilla. Además, todavía estoy en la fase de investigación de como funciona esta fantasia.

Condesa Pituccini dijo...

Hay que ver lo que aprendemos todos contigo!
Ese cuadro de Ofelia es uno de mis preferidos.
Qué más puedo decir? Que me encanta. (eso ya lo he dicho antes)
Didáctico, música exquisitamente escogida, documentación abrumadora.....
Javier sobresaliente ( ya lo dijo alguien una vez)

JAVICOR dijo...

Hola , Gracias por su espacio de Cultura y Arte , està genial , vale la pena qudarse un buen rato para disfrutar. Un saludo desde Colombia.

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