jueves, 18 de septiembre de 2008

(47) THOMAS LAWRENCE: el pintor de la Regencia



Sir Thomas Lawrence (1769-1830) Autorretrato


El lamentable estado mental que el rey Jorge III presentaba
en
1811 obligó al parlamento británico a nombrar como
regente a
su hijo y heredero Jorge. Este periodo que se
prolongó
durante algo menos de una década hasta la
muerte del rey en
1820 se conoce hoy en día como
"Regencia" aunque algunos
historiadores lo prolongan
hasta el final del reinado de Jorge IV
en 1830.


Dos retratos del Príncipe de Gales, futuro Jorge IV.
El primero
de 1814, año en que es nombrado caballero
de la orden del
Toisón de oro, collar que ya luce en el
segundo. Es de suponer que ambos retratos satisfarían
plenamente al vanidoso príncipe.

Importantes artistas de todas las ramas del arte, sobre
todo en literatura, arquitectura y decoración, con el firme
apoyo del príncipe Jorge consiguieron hacer de estos
años una época con un estilo propio que llegaría a ser
conocido como “estilo regencia”. En 1811 Thomas Lawrence
ya era conocido en Londres como un gran pintor digno
heredero de los talentos de los otros dos grandes genios
del retrato inglés: Gainsborough y Reynols; convirtiéndose
en 1792 tras la muerte de este último en uno de los
pintores preferidos de Jorge III. Pero no sería hasta 1814
que alcanzaría la cima de su fama tras el encuentro con el
príncipe regente y la realización de varios retratos del
heredero. Para entonces el príncipe Jorge ya era todo un
dandy obsesionado con la tarea de convertirse en el
miembro de la realeza más elegante de toda Europa.
Para tan elevado propósito nada mejor que contar
con la inestimable colaboración de uno de los
personajes más curiosos del Londres de entonces:
George Brummel.
Cuando uno se coloca por primera vez ante un cuadro
de Lawrence no sabe muy bien qué es lo que más nos
asombra. Por una parte encontramos una perfección
en el dibujo y en la composición ciertamente admirables.
De otra la libertad en la pincelada, de suelto trazo pero
precisa, unida a un tratamiento del color de una
elegancia casi velazqueña. Y por último, lo que
podríamos llamar el “toque Lawrence”, el increíble poder
de captación de la personalidad del retratado: la elegancia
y la distinción en los retratos masculinos; el encanto y la
sensualidad en los femeninos; y la ternura y la inocencia
de los retratos infantiles. Pero quizá la característica
principal y común a todos ellos sea el gran poder de
seducción que estos cuadros poseen sobre quien los
contempla. La última cualidad, la que evidentemente
define a todo buen retrato aunque hoy no podamos
certificarlo, es el gran parecido que según las crónicas
éstos guardaban con sus modelos. Prueba de todo ello
son las palabras de Walter Scott para quién la mejor
forma de conocer a alguien, si no había posibilidad de
un encuentro personal, era a través de los cuadros de
sir Thomas Lawrence.

Retrato de William Lamb


El Duque Armand de Richelieu (1795)

Arthur Wellesley (1769-1852). Primer Duque de Wellington

Arthur Atherley en 1791

Retrato de caballero (1805)

El retrato de Charles William Bell de 1796, uno de mis
preferidos, reune por si solo las principales virtudes de
la pintura de Lawrence: la libertad de la pincelada y la
sencillez de la composición que nos lleva a prestar toda
nuestra
atención sobre el rostro del modelo; el rico
contraste
cromático entre el rojo del fondo, el verde ceniza
de la
chaqueta y el blanco de la corbata; y, por último, la
mirada
perdida de Charles que al no dirigirla directamente
a
l espectador le confiere un aire plenamente romántico

George James Welbore Agar-Ellis


Robert Stewart (1769-1822), Segundo Marqués de Londonderry (1809)

Y aquí, el cuarto Marqués de Londonderry (1818) un joven Frederick William Steward, a la edad de trece años

El joven michael Daintry en 1810 con su uniforme de
aspirante a oficial de marina

1818. Retrato de George Charles Pratt

1800. El explorador escocés Alexander McKenzie


Viendo el retrato de David Lyon pintado en 1824 y que hoy
podemos contemplar en el museo Thyssen de Madrid se
comprende la sofisticación que imperaba en la moda
masculina durante la regencia. Nuestro amigo viste los
modernos pantalones que pocos años antes Brummell pusiera
de moda.

DIBUJOS

Prácticamente autodidacta, salvo sus años de estudio
en la Royal Academy (1787-1790), desde su más
temprana infancia demostró sus habilidades para
el retrato con lápices de cera y ya a los trece años
realizaba retratos con esta técnica al precio de una
guinea. Aquí os dejo algunas muestras de su talento.

Autorretrato

Isaac Cuthbert

Thomas Campbell (1809)

Adams Sydenham

Condesa Therese Czernin

Frederic Lock of Norbury Park

La gran tradición inglesa del grabado no tardó en llevar
a las prensas los ya famosos retratos del pintor de
Bristol.
A continuación, algunos ejemplos.



Retrato de una joven

Henry, Barón de Brougham y Vaux

Humphry Davy (si quieres ver todos los detalles del grabado
pincha sobre la imagen)


EL RETRATO FEMENINO

Lady Peel (1827)

El retrato de la actriz Elizabeth Farren (1790) representa
el primer gran éxito del pintor y el inicio de su carrera
como retratista de la alta sociedad del momento

Mary, condesa de Plymouth (1817)

La condesa de Blessintong (1822)


EL RETRATO INFANTIL

Master Charles William Lambton (1825)

Napoleon-François Bonaparte (1818)

Uno de los retratos más curiosos de Sir Thomas, en el que descubrimos a un joven Rey de Roma, de tan sólo siete años de edad, ya exilado en Austria junto a su madre, la emperatriz Maria Luisa.
Napoleón II, como Bonaparte hubiera deseado que fuera conocido su hijo tras su segunda, y definitiva, abdicación nunca llegaría a reinar muriendo tempranamente a los veintiún años de edad. En 1940 Hitler entregó sus restos a la república francesa, en un más que discutible gesto, permitiendo, de esta forma, que descansaran junto a los de su padre en "Los Inválidos" de París.

Las hijas de la familia Calmady, Emily y Laura Anne (1825).
Uno de los retratos más encantadores del pintor y, según sus
propias declaraciones, su favorito. (La reproducción es bastante
buena, por lo que os recomiendo que pinchéis sobre la imagen
para disfrutar de todos los detalles de este precioso retrato)

Miguel Ángel, "Tondo Doni" (1504). No sé si en su visita a
Italia, en 1818, Thomas tuvo ocasión de acercarse a Florencia
y visitar esta famosa tabla de Miguel Ángel. De todas formas
las similitudes entre ambos cuadros son tantas (el formato
circular, el escorzo de la rodilla de ambos niños, el uso del
celeste y el rosa) que es imposible no caer en la tentación de
compararlos.

1 comentario:

Condesa Pituccini dijo...

Anonadada...
Mi género favorito, el retrato.
Maravillosos los grabados, y ...Qué maravilla de retratos! destilan romanticismo, delicadeza y exquisitez.
Y no lo hace menos el retrato que tu haces del autor.
Cada día pones el listón más alto.

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