Cuando aún no han comenzado a brillar en el noche sevillana las miles de bombillas que nos anuncian la llegada de las entrañables fiestas navideñas la bella capital del Guadalquivir, intuyendo la proximidad de esas otras fiestas que pregoneras de la primavera se celebran en el sur de nuestra amada patria como en ninguna otra parte se saben celebrar, nos presenta el cartel anunciador de su Semana Santa y su Feria de abril.
La celebración de tan esperado acontecimiento reune en el salón Colón del ayuntamiento hispalense a gran número de personalidades de todos los estamentos de la ciudad así como a una nutrida representación de todos los medios de comunicación.
En esta ocasión el consistorio ha seleccionado entre varias candidatas la obra de la insigne artista sevillana Reyes de la Lastra la cual, habiendo logrado permanecer ajena a los cantos de sirena de las vanguardias que amenazan la verdadera esencia de la creación artística, nos ofrece esta auténtica joya del arte contemporáneo digna heredera de aquellas otras obras de los pintores barrocos que tanto hicieron por convertir a Sevilla en capital universal del arte.
Para la ocasión la artista ha tenido el acierto y, por qué no decirlo, la deferencia de contar con una de las mujeres más admiradas y queridas por el siempre agradecido pueblo sevillano. Nos referimos, como muchos de ustedes ya habrán adivinado, a la duquesa Cayetana de Alba.
Para la ocasión la artista ha tenido el acierto y, por qué no decirlo, la deferencia de contar con una de las mujeres más admiradas y queridas por el siempre agradecido pueblo sevillano. Nos referimos, como muchos de ustedes ya habrán adivinado, a la duquesa Cayetana de Alba.
En el cartel, que destila sevillanía por sus cuatro costados, encontramos a una bellísima Cayetana ataviada con la tradicional mantilla española, blanca y taurina en esta ocasión, acompañada de esa otra gran dama sevillana, y que, por desgracia, ya nos abandonara hace años, y que no es otra que la grandiosa Juana Reina con mantilla negra y en actitud de ofrecer una saeta a la Virgen Macarena. Dos Eugenias completan la tierna escena: la hija de la duquesa, con la túnica de "Los gitanos", y la sobrina nieta de la tonadillera, en traje de amazona. La clase y el señorío de Sevilla resumido en estas cuatro mujeres. El ayer, en la figura de Juana, el hoy, en la de una eternamente joven duquesa de Alba, encarnación de las mayores virtudes de la mujer andaluza, y el mañana, en las dos preciosas niñas, símbolo de las nuevas generaciones de nuestra amada nación andaluza.
El acto estuvo presidido por el ilustrísimo señor alcalde, don Alfredo Sánchez Montesierín, al que podemos ver en la imagen, junto a una emocionada Cayetana de Alba, en los momentos posteriores al descubrimiento de la obra y mientras la banda de cornetas y tambores de la hermandad de "Las Cigarreras" interpretaba algunos fragmentos de la opereta de Offenbach "La gran duquesa de Gerolstein".
Tras las felicitaciones y muestras de cariño a ambas protagonistas, duquesa y pintora, todos los presentes pudieron compartir impresiones ante una buena copa de manzanilla y mientras se anunciaba al respetable la presentación, en el salón contiguo, de una nueva obra en homenaje a la duquesa.
Y es que, ante tanta gratitud y tanto cariño como Sevilla entera siente hacia esta auténtica "mujer del pueblo" que tantos servicios ha prestado a toda la comunidad, nuestra ciudad no podía conformarse con la dedicatoria de un sencillo cartel de fiestas primaverales. Una nueva muestra de afecto se hacía necesaria.
Y es que, ante tanta gratitud y tanto cariño como Sevilla entera siente hacia esta auténtica "mujer del pueblo" que tantos servicios ha prestado a toda la comunidad, nuestra ciudad no podía conformarse con la dedicatoria de un sencillo cartel de fiestas primaverales. Una nueva muestra de afecto se hacía necesaria.
La iniciativa y la financiación del feliz proyecto ha partido, en esta ocasión, de algunas de las entidades que vertebran la auténtica idiosincrasia sevillana y que tanto significan para nuestra ciudad: Maestranza de Caballería, Cámara de Comercio y Cruzcampo.
Especialmente aplaudido fue el momento en el que el alcalde descubrió el boceto, obra del también sevillano Sebastián Santos Calero, en el que, una vez más, se nos aparece la gentil figura de la duquesa tal y como el propio artista la imagina: "La he querido representar vestida de una manera muy sevillana, que es como ella quería, con un gran mantón de manila, un clavel entre las manos... También tendrá una gran flor en la cabeza".
A la emoción del momento también quiso sumarse la tuna de la facultad de Bellas Artes, aunque, por más empeño que ponían en la tarea, las voces de los gallardos jóvenes a duras penas podían competir con los incesantes vítores y las atronadoras aclamaciones que la concurrencia dedicaba a una conmovida Cayetana:
"¡Viva la duquesa!", "¡Guapa!", "¡Guapa!".
Una vez concluido el acto los asistentes, con el pleno del consistorio al frente, se dirigieron a la basílica de la Esperanza Macarena donde, ante la imagen de Nuestra Señora, se ofició una solemne misa en agradecimiento por tan feliz acontecimiento. Terminada la misma se procedió a depositar una sencilla ofrenda floral ante la tumba del general Queipo de ...
Biiiiiiiippppppp! Biiiiiiiippppppp! Biiiiiiiippppppp!
"¡Pero, qué tarde es. Ya me volví a quedar dormido!".
Tenía todo el cuerpo empapado en sudor y el recuerdo de la terrible pesadilla, que tan oportunamente el despertador había interrumpido, aún me rondaba por la cabeza.
"¡Qué sueño más extraño!".
Instintivamente salté de la cama y, como llevado por un fatal presentimiento, dirigí mis pasos atropelladamente hacia el salón buscando la pared donde sabía que colgaba un calendario.
"Ufff, menos mal, noviembre de 2009. No sé, por un momento pensé...¡Qué va, menuda tontería! Esas cosas ya no pasan. Ahora estamos en el siglo XXI. ¿No?"
Especialmente aplaudido fue el momento en el que el alcalde descubrió el boceto, obra del también sevillano Sebastián Santos Calero, en el que, una vez más, se nos aparece la gentil figura de la duquesa tal y como el propio artista la imagina: "La he querido representar vestida de una manera muy sevillana, que es como ella quería, con un gran mantón de manila, un clavel entre las manos... También tendrá una gran flor en la cabeza".
A la emoción del momento también quiso sumarse la tuna de la facultad de Bellas Artes, aunque, por más empeño que ponían en la tarea, las voces de los gallardos jóvenes a duras penas podían competir con los incesantes vítores y las atronadoras aclamaciones que la concurrencia dedicaba a una conmovida Cayetana:
"¡Viva la duquesa!", "¡Guapa!", "¡Guapa!".
Una vez concluido el acto los asistentes, con el pleno del consistorio al frente, se dirigieron a la basílica de la Esperanza Macarena donde, ante la imagen de Nuestra Señora, se ofició una solemne misa en agradecimiento por tan feliz acontecimiento. Terminada la misma se procedió a depositar una sencilla ofrenda floral ante la tumba del general Queipo de ...
Biiiiiiiippppppp! Biiiiiiiippppppp! Biiiiiiiippppppp!
"¡Pero, qué tarde es. Ya me volví a quedar dormido!".
Tenía todo el cuerpo empapado en sudor y el recuerdo de la terrible pesadilla, que tan oportunamente el despertador había interrumpido, aún me rondaba por la cabeza.
"¡Qué sueño más extraño!".
Instintivamente salté de la cama y, como llevado por un fatal presentimiento, dirigí mis pasos atropelladamente hacia el salón buscando la pared donde sabía que colgaba un calendario.
"Ufff, menos mal, noviembre de 2009. No sé, por un momento pensé...¡Qué va, menuda tontería! Esas cosas ya no pasan. Ahora estamos en el siglo XXI. ¿No?"